jueves, 18 de diciembre de 2008

MY BLUEBERRY NIGHTS

Lo mejor que he visto en mucho tiempo. Aunque eso no es decir mucho, teniendo en cuenta que desde que volví del Festival de Cine de San Sebastián, esta era la segunda película que veía en el cine desde entonces. De la anterior, Gomorra, prefiero no mencionarla más que como acabo de hacerlo.

My Blueberry Nights no me parece Wong Kar-Wai en estado puro, pero tal vez sólo sea una percepción parcial de alguien que no es una incondicional suya. Tampoco una detractora (In the Mood for Love y 2046 no me desagradaron) El caso es que esta vez, pese a las críticas que ha recibido, me ha encantado. Quizás porque encontré más cosas de Coixet que de él mismo, o por su deliciosa BSO, o por esa cuidadísima fotografía que embelesa siempre a sus seguidores…o simplemente por las fantásticas actuaciones de los occidentales rostros protagonistas (el de Jude Law, por ejemplo… qué gran rostro)


Sea como sea, la historia conmueve, incluso con los silencios –o quizás por ellos- en los que Kar-Wai se detiene como nadie (eso sí que es suyo!) Las puertas que se cierran (o se abren… o no hacen ninguna de las dos cosas… o nunca se sabe bien que hacen) rápida y repetidamente lentamente, la mirada furtiva del director-espectador retenida sobre el personaje, los trenes que pasan, la noche que nunca termina, las luces de neón…


La historia de una mujer que emprende un camino de búsqueda hacia sí misma tras un desengaño amoroso, y la de los personajes con los que se va encontrando en el camino, no es nada nuevo, desde luego que no. Pero no me parece que haya nada malo en contar lo de siempre de forma distinta, y bien acompañado. Un pastel de arándanos, por definición, sólo puede ser meloso, ñoño en ocasiones (y más si se toma por las noches), pero es en eso mismo donde encontramos las diferencia entre un pastel cualquiera y el de Wong Kar-Wai.


Un 8.


sábado, 29 de noviembre de 2008

Sin-Sentido

A veces imagino que vendo motos en las nubes, y la estela es mucho más fina y fugaz que la que dejan en la tierra. Desde la ventanilla intuyo el cielo detrás de la lluvia. ¿Acaso llueve de veras? Silencio. Mis labios permanecen cerrados porque la boca siempre está abierta gritándoles que se callen, pero siguen hablando aún en silencio. Malos tiempos para ser nada, aunque el cine francés siga recordando que las pequeñas cosas importan. Y los silencios, sobre todo los silencios. El cielo vuelve a caerse mientras las casualidades sólo le ocurren al resto, pese a que la suma no resulte siempre positiva. Causa-efecto. Mañana, ¿seguiremos todos vivos?


miércoles, 19 de noviembre de 2008

Desgaste

Me he comprado una crema antiarrugas. Perdón, en realidad es una crema contra los primeros signos de envejecimiento y arrugas de expresión. No es que suene mucho mejor, pero suena distinto. Yo, que siempre he sido muy precoz para todo, tal vez esté adentrándome de lleno en la crisis de los 30. O simplemente sea que el desmoronamiento vital es inminente y no se me ha ocurrido nada mejor que solucionarlo con una crema. Cuando no existen soluciones reales, mejor consolarse con lo que sí está a nuestro alcance.





jueves, 16 de octubre de 2008

Típicas frases sueltas

- "... es que tú, desde que te has vuelto un follador nato..."
- "... ríete, pero no me viene la regla..."
- "... deja de ponerme cachonda en público, cari, porque..."
- "... nada de comiditas a deshora, pendón des..." ?¿¿?
- " Disculpa, el sex-shop más próximo está muy lejos?" (clarooo, como quien pregunta por la parada de autobús más cercana!)

Es lo que tiene salir a fumar a la calle, que una sólo escucha frases sueltas... ¿Pero por qué todas tienen connotaciones sexuales? ¿qué nos está pasando? ¿será la crisis? ¿será el cambio climático y esta nueva primavera en Otoño? ¿Seré yo, señor, seré yo?



En cualquier caso, está bien que esto ocurra en una ciudad como Madrid, en la que la Comunidad prohibe en sus paradas de autobuses (y en éstos mismo) la publicidad (pagada) de una película, por incluir en su título "ninfómana", o en la que el Ayuntamiento se ha propuesto acabar con todo lo que tenga que ver con la "decadente moralidad" de los vecinos madrileños. A follar a tu casa, vaya, a oscuras, por motivos reproductivos... y con con tu mujer, of course!

De campo...

Creo que he perdido mi "estilo", si es que alguna vez lo he tenido. Me he comprado unas botas camperas... y no sé por qué, ni siquiera sé si voy a sacarlas partido. Y el caso es que no ha sido un arranque espontáneo, que todavía tendría justificación. No, que va, es que estaba buscándolas!!! Igual se trata de un ataque de nostalgia, de la necesidad de regresar a la más tierna infancia, cuando mi madre me compró las primeras, allá por los años ´80 (sin tacón, eso sí, y con diseño de entonces, que ahora las han adaptado a los tiempos que corren). Lo de ser la más mayor en mi nueva clase de inglés, tal vez tenga que ver. Nunca había sido la más mayor en niguna parte. Creo que estas son las consecuencias del inmenso desasosiego que me produce serlo aquí:





Pd: ¿Conoceis a alguien que haya hecho alguna vez "la fiesta phrasal verbs"? ¿Y que encima sea semanal?!!! Terrible!

Esta noche cena con excompis del curso de Gestión Cultural. ¿Conseguiré combinar mi nuevo calzado con algo? Ya os contaré...

domingo, 12 de octubre de 2008

lunes, 6 de octubre de 2008

Humilde Elegía

Y pensando en la vida, pienso también en la muerte, claro. En la tuya, y en lo injusta que casi siempre es, como en tu caso lo fue. Y en esa maldita enfermedad que ni detectada "a tiempo" fue capaz de parar. Pienso en que a penas te conocía, no nos dio tiempo a mucho ese mal que ha sido el tuyo y el de todos los que te querían. Unos cuantos cumpleaños, Reyes, y demás reuniones familiares, algún email con datos para hacerme un favor, unos bombones en esta casa desde la que ahora pienso tanto -qué alegría que la conocieras- ... No mucho, como te decía, pero más que suficiente para cogerte tanto cariño. Conectamos fácilmente, cuando me echaste la primera mano para salir de la siempre delicada situación "presentación familia", y cuánto te lo agradecí en ese momento. Pienso en tu carácter alegre y extrovertido, en tu vitalidad y fuerza para seguir hablando y sonriendo, incluso, en los últimos momentos. Y pienso en el hueco tan inmenso que has dejado en tu marido, en tus hijos, en tus hermanas, cuñados y sobrinos. Y en todos tus amigos. Y pienso en R., que aún no ha vuelto a ser el mismo. Ya sabes que es parco en palabras para expresar sentimientos, pero se le apagó un pedacito de alegría el día que te fuiste, y no sé si será capaz de recuperarlo algún día. No han sido buenos tiempos para él, en realidad para ninguno, pero desde mi humilde posición intentaré hacer lo que pueda para que no cese la alegría, aún echándote de menos. Las personas afrontamos la muerte de nuestros seres queridos de muy diversas maneras. La procesión va por dentro, en silencio, en la mayoría de ellos, como si hablar de ello fuera a hacerlo más doloroso de lo que ya es. Quizás también para hacer fuertes con la técnica de la distracción a los que más lo necesitan: tus hijos. Pero es que yo soy extraña, y he sido siempre más de llorar y hablar, hablar sin parar. Por eso, te debía unas líneas, porque es mi modo de recordarte en voz alta, y de hacerte saber lo mucho que me acuerdo de ti, Yesu. Descansa en paz, allá donde estés.

Y pasó...

Como todo pasa en esta vida ("... todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar..."). Incluso esas gripes que parece no vayan a marcharse nunca, con sus mocos, su dolor de cabeza, su tos, su malestar generalizado... Pasó, y empezó un nuevo día, casi casi un nuevo mes, una nueva estación, y si me apuras, una nueva vida. Porque de pronto amanece un día en que una, miope desde la adolescencia, empieza a ver las cosas desde otra perspectiva. Perspectiva que había olvidado hacía más tiempo del recomendable. Pero se dan nuevas circunstancias, nuevas ventanas y aperturas de ojos y orejas, y es capaz de mirar la vida de otro color. Quizás es que estoy optimista, liberada de la premenstrualidad (siempre la misma, oye), o en el extremo álgido de mi ciclotimia particular, pero yo creo que no. Creo que las conversaciones tenidas y las de por tener (gracias por todas ellas), los imprescindibles y complicados cambios de actitud propios y ajenos, las lágrimas expulsadas a tiempo y a destiempo, los nuevos proyectos, la alineación de los planetas... qué sé yo! Sólo siento que se han dado las condiciones adecuadas para que, como Lázaro, me levante y ande. Y es que nadie dijo que fuera sencillo esto de crecer y aceptar las cosas como van vieniendo o como vamos tratándolas con lo poco que aún sabemos. La vida está mal hecha. Deberíamos nacer sabios viejos y arrugados, adultos ya formados y "vividos", para morir pequeños sanos sonrientes, inocentes, ignorantes e inconscientes; como aquél anuncio de no sé qué coche. La vida está mal hecha, pero es la única que tenemos.

jueves, 2 de octubre de 2008

Lo mejor/lo peor del otoño

En lo mejor del otoño, mi top ten no ha variado mucho a lo largo de los años. Sin duda alguna, la estrella, el único, el inigualable entre lo mejor de lo mejor...
... el edredón de plumas! Esa suavidad con la que te arropa, ese calor, ese confort. Nada, absolutamente nada, puede superar el momento en el que las plumas cubren todo tu cuerpo maltrecho por el frío y el cansancio. Y esa forma de ahuecarse para amoldarse y dejar espacio a todo el que quiera entrar... mullidito, acogedor, tranquilo... El mundo parece mucho más agradable cuando se mira desde dentro de un edredón de plumas. Por no hablar de lo mucho que facilita la tediosa labor diaria de hacer la cama! Un 10 a este maravilloso objeto de culto.

Lo peor del otoño es escuchar una otra vez eso de "vamos a sufrir la gripe más fuerte y terrible de los últimos años..." Por diosss, si al final todos los años es lo mismo: una putada, lo mires por donde la mires. Y, desde luego, lo peor es sufrirla, que al final nadie se salva. Yo, de momento, ya me he iniciado en ella, para no perder la costumbre de principios de Octubre. Ya he atracado la farmacia, porque el sábado tengo que estar estupenda para ver a los Love of Lesbian! Así que empezaré a rezar lo único que se:

"Frenadol, Frenadol de mi corazón, termina con esta gripe o resfriado o lo que cojones sea. Y líbrame de estar en cama, que tengo muchas cosas que hacer, así que ponme buena, por favor, Frenadol, Frenadol de mi corazón. Amén."

sábado, 27 de septiembre de 2008

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Apocalíptica y larga reflexión de una A.S.P. cabreada con el mundo

Todas las generaciones han pasado lo suyo desde que el mundo es mundo, así que no voy a entrar en el concepto, ni en lo que cada una ha sobrellevado, ni tan siquiera en lo que Ortega y otros definieron como tal. Simplemente, voy a desahogarme por pertenecer a la que pertenezco, porque la conozco bien, y porque estoy rodeada de ella.


Nosotros, los de veintimuchos y treintaipocos, los hijos de la transición, los de un presente como los de ningún otro y un futuro mejor. Crecimos sobreprotegidos, con todas las comodidades y posibilidades que pudieran imaginarse, en democracia, sin nada por lo que luchar porque todo estaba ganado ya. Debíamos estudiar todo aquello que nuestros padres no pudieron estudiar y, por dios, ¡cómo no hacerlo, si los títulos eran el pasaporte al cielo de los sueños hechos realidad! ¡Podríamos tener la vida que quisiéramos, el trabajo que deseáramos, conocer a quién nos diera la gana, vivir como quisiéramos hacerlo! Y todo ello, por supuesto, en un mundo mejor, justo, tolerante, libre de totalitarismos y lleno de librepensadores...


Sí, libres, desde luego, para pensar que nada de esto fue lo que nos prometieron, lo que escuchamos durante nuestra infancia, adolescencia y primera edad… ¿adulta? Nos lo creímos todo, para terminar siendo lo que somos. Mileuristas, ese es el nombre que recientemente nos dieron. Porque tenemos trabajos de mierda con sueldos de mierda, con un montón de títulos también de mierda bajo el brazo. Sobradamente preparados, claro… pero cada vez menos jóvenes (los A.S.P., vaya) Y mientras esto tiene lugar, vamos convirtiéndonos en hombres y mujeres insatisfechos, que van aparcando sueños y resignándose con desperdicios de lo que pudo haber sido y no fue. O en eternos inmaduros, acojonados, acomplejados, desencantados, egoístas crónicos y mimados que, desde luego, y a este ritmo, jamás podremos ni querremos formar una familia. Con principios o sin ellos, eso ya qué más da, con más o menos fuerza para seguir hacia un futuro en el que no creemos, con más o menos motivos para llorar.


No tenemos muy claro donde vivir, con quién salir, a quién querer, o con quien follar (o dónde, que es peor todavía), ni cual sería el empleo ideal que nos hiciera sentir realizados cobrando lo suficiente como para llegar a fin de mes sin prescindir, eso sí, de la vida ociosa a la que nos acostumbramos mientras pagaban papá y mamá. Nos duelen las caídas como si nunca nos hubiéramos golpeado (¿acaso lo hemos hecho?), nos maquillamos de felicidad para escapar de la realidad, devoramos la vida a toda velocidad para no ser devorados por ella, y nos consolamos con las geniales ideas de publicistas de la chispa de la vida que no hacen más que alimentar el consumo en un mundo ya consumido de consumo.


¿Crisis económica? Ja! Sólo intentan distraernos de lo que de verdad se avecina, para que no pensemos demasiado en que dentro de poco, el mundo estará en manos de millones de personas en continua crisis existencial. ¿Qué psicólogo tratará al psicólogo? En Historia, aquélla carrera que estudié para (des)encontrarme ahora como me (des)encuentro, tratamos de manera intensiva una expresión que ahora me viene a la cabeza: Crisis de Paradigmas. Porque escasos son ya los antiguos paradigmas que sobreviven para ayudarnos a entender y explicar el mundo… o nuestra propia existencia. Nada define mejor el saco roto, el blanco y en botella que no terminamos de aceptar, el sálvese quien pueda. Nada, como nada es la falta de fe, el no saber en qué creer cuando no se cree en nada.




viernes, 5 de septiembre de 2008

I have a dream...


Mamma Mía! No he parado de reir y llorar como una loca...

domingo, 31 de agosto de 2008

Propósitos para Septiembre (de)nuevo

Como cada año, al comenzar este fatídico mes, vuelvo a replantearme que hacer con mi vida. Septiembre, mes de cambios, mes de comienzos, mes de caos vital. Esta vez, intentaremos...

- Buscar otro trabajo
- Ir a clases de inglés
- Ir a clases de baile
- Recuperar buenos hábitos perdidos
- Pensar un poco menos y actuar un poco más

Septiembre... mes para volver a empezar.

DONOSTI SURREALISTA...



... como la vida misma...


sábado, 2 de agosto de 2008

Una, que es muy solidaria, entra en simbiosis con la situación mundial y empieza a declararse en crisis. En crisis y en guerra. Quizás no tiene más enemigo que una misma, pero eso es lo que provoca, precisamente, el primer disparo de misiles contra su alma. Y así, mientras llegaba el ansiado calor con más calor del deseado, en el frente de las torpezas se iba desarrollando el primer desfile del bombardeo de moda. La ciudad ardía cuando consiguió huir entre las llamas. Y tras el destrozo, la reconstrucción. Cierto es que, entre medias, los Veranos de la Villa, Almería, el Festival de Jazz de San Sebastián, y toda la compañía, han salvado más de una vida.

Transición. Y giro al norte y al sur. Inestabilidad orientativa, centro de gravedad trastocado. Todo vuelve a su lugar, al sitio que le corresponde. Sea cual sea.

martes, 24 de junio de 2008

Cosillas

Muchachito es verano, playa, cachondeo. Ojalá no te hubiera conocido nunca... Mentira, al fin y al cabo también somos lo que somos por los que conocimos, fuera lo que fuera lo que conllevó eso, si es que fue. Y el bombo infierno sigue dando vueltas en el CD, y yo aquí trabajando, sin vacaciones hasta dentro de un mes. Menos mal que la premenstrualidad ha pasado, y con ella las lágrimas. Ahora sólo queda lo bonito, los sueño, las ganas de hacer y desahacer, los deseos, la esperanza. Queda un seguro en el Festival de Jazz de San Sebastián, lugar de sucesos vitales por antonomasia, y un centenar de planes para el resto del periodo estival de los que, con suerte, un par de ellos llegarán a buen puerto? ¿La Toscana? Podría ser, podría ser... hoy todo podría ser. Hasta entonces, evasión. Compras, cañas, cenas, cine, conciertos. Todo lo mejor empieza por "c", a excepción del sexo y la siesta. Y en media hora quedaré libre hasta mañana. Eso si que es de lo mejor. Después continuarán las dudas existenciales, esas que no desaparecen nunca. Hay quien dice que pienso demasiado, pero es que no sé ser de otra manera. ¿Qué hacer? Nada, caminar poquito a poco y sonreír. Hasta el próximo ciclo de la marea y la luna, al menos. Cosillas, al fin y al cabo, sólo son cosillas.

domingo, 1 de junio de 2008

Trabajar

El trabajo mata la creatividad. Personalmente, no es que haya sido nunca muy prolífica, pero de un tiempo a esta parte, desde luego, cada vez menos. Practicamente nada. He perdido la costumbre de escribir: en el blog, en la libreta de cine, en las servilletas de los bares... ni siquiera suelo llevar ya el cuaderno en el bolso.

Hace unos días paseaba por las céntricas y lluviosas calles de Madrid cuando, de repente, me sentí super inspirada. Nada me apetecía más que regresar a casa y escribir lo que había decubierto durante la caminata. Lamentablemente, a donde debía dirigirme era a mi puesto de trabajo. Mierda. No es que se pierda nada importante, pero sí pasó el momento de decir lo que necesitaba, de expresar algo que, de otra forma, queda enquistado en el alma. Porque, sí, las palabras que no salen se enquistan, y dan lugar a dolores y malestares varios, del tipo que sean.

Fue entonces, durante ese fin de paseo marcado por el pesado reloj laboral, cuando pensé que, al menos, debía escribir en mi abandonado blog la precaria reflexión que inmediatamente pasó por mi cabeza. El trabajo mata la creatividad, sea del tipo que sea. Y lo cierto es que, para no permitirlo, voy a intentar empezar de nuevo con esto, con una de esas pequeñas cosas que me hacen sentir tan bien. Como terapia, como desahogo, como lo que sea. Pero escribir. porque sí.

lunes, 3 de marzo de 2008

Cuentos chinos...

Fin de semana de visitas fugaces desordenadas, increibles amantes lesbianos, alfombras rojas que no llegaron a ser, maniobras de escapismo bajo las sábanas, y padrinos elevados al cubo.

Nadie se percata del incidente mental, pero mientras los Love of Lesbian tocan, tal vez La Niña Imantada, mi cabeza se convierte en un torbellino de… recuerdos? No, no es eso. Más bien, de manera incontrolada, realizo un repaso de los últimos años de mi vida. Sin yo querer, como un flashback que va por libre, que aparece en la escena sin pedir permiso. Y botando, porque de votar aún no era tiempo, me doy cuenta de lo bien que me lo estoy pasando, a pesar del cansancio físico, a pesar de que al día siguiente, y al siguiente, tendré que madrugar aunque sea sábado y domingo. Y cantando, expulso los demonios que aún llevaba dentro, todas esas iniciales que un día me destrozaron, heciéndome también parte de lo que ahora soy. Y gritando, me deshago de los fracasos que quizás no fueron tales, pero que yo los viví así. También de los que lo fueron y no me atreví a intuir. Y danzando, me amarro al cuerpo que hoy me sujeta del desequilibrio cotidiano, recordándome el significado de eso que llaman felicidad.

Y mientras dura el repaso, apenas un par de minutos, descubro que no es tan terrible ver el tiempo avanzar, incluso cuando lo hace tan rápidamente. Descubro que por fin empiezo a acostumbrarme a los cambios (que no a acomodarme). Me doy cuenta de que aunque ahora mate por un aspirador en vez de por un bolso y unos zapatos, sigo siendo la misma. Confieso que el hecho de que ahora me muera por comer una crema de calabacín o unas lentejas, ha dejado de preocuparme. Y acepto de una vez lo que Ortega ya pronunció hace tiempo. Que yo soy yo y mis circunstancias, y que mi cuerpo no va a convertirme en una amargada porque ya no aguante lo que aguantaba. Puede que no se mueva igual, pero yo sigo moviéndome. Y estoy segura de que no pienso parar.

sábado, 26 de enero de 2008

Cómo me gustaría...

Cómo me gustaría tener un maldito fin de semana libre…Y que tú también lo tuvieras. Y poder hacer planes, o no, y al despertarnos, tras mirar al cielo, decidir que nos vamos a ver la nieve, o el mar, o Madrid. ¿Recuerdas Madrid? Ciudad inmensa que ha quedado reducida a un puñado de calles por las que sólo corremos. Siempre al mismo sitio, a ninguna parte.


Cómo me gustaría tener un maldito fin de semana libre… y poder hacer lo que quisiera. Y al despertarme, tras mirar al cielo, decidir que no voy a mirar nunca más el reloj. Y no sentir el cansancio que me lleva a la inmovilidad, y volver a bailar hasta el amanecer sin temor a la resaca del día después… y no pensar que al día siguiente tengo que volver a trabajar.


Cómo me gustaría tener un maldito fin de semana libre… y todos los demás. Y no tener que hacer piruetas con los horarios para adaptarme al tuyo, al mío, a los suyos. Y leer, y viajar, y correr por placer. Y volver al cine tres veces por semana, y al teatro que nunca pagué, y a los conciertos que tampoco, y a las cenas de cualquier precio cualquier día del año.


No es que el tiempo cambie a las personas. Es que se cansan de soñar con algo que tuvieron y que, saben, nunca más volverán a recuperar. Libertad. Libertad de poder mandarlo todo a la miera, porque “todo” era una categoría en la que no tenías nada que perder.


Cómo me gustaría tener un maldito fin de semana libre… y tener tiempo para mirarme al espejo y recordarme que soy feliz.

miércoles, 23 de enero de 2008

Crecer

Crecer es una mierda. Aunque supongo que eso lo sabe todo el mundo, y yo he bebido alguna copa de vino de más. ¿Qué podemos decir? ¿Cómo debemos hacerlo? Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio. Creo que era Benedetti el que lo decía, pero Grey hablaba de ello también en el capítulo de esta noche. Duele. La Verdad, ante todo, duele. Pero no se puede obviar durante mucho tiempo. No se puede huir de ella como si tal cosa. En realidad, una de las peores cosas de hacerse mayor es que no se puede huir de nada. O puedes, pero tarde o temprano la huida pasa factura. Dicen que eso es parte de madurar, superar el precio que los problemas cotidianos se cobran por haber huido de ellos, y seguir adelante, preparándote lo mejor posible para los sucesivos. Que vendrán, vaya si vendrán.

Sin embargo, hay quien pasa los días viviendo en su mundo, creyendo que todo lo que hace o dice está bien, esquivando las consecuencias de sus acciones o decisiones. Son personas que se quieren más que a nadie, que no dudan (o no lo muestran), que no tienen miedo, que se saben todopoderosos, fantásticos, únicos. ¿Pero que hacemos el resto del mundo, el común de los mortales, ante estas personalidades? Nos achicamos y acobardamos, nos sentimos menos de lo que ya generalmente nos creemos, y nos replanteamos la vida, y nuestra existencia, una vez más, otra vez más.

Entonces danzamos entre desilusiones y sueños frustrados a partes iguales, deseando hacer lo que no hacemos, o decir eso que siempre callamos, o creer que somos lo que no creemos que llegaremos a ser. Crecer es una mierda, pero no es nada nuevo.

domingo, 6 de enero de 2008

Menudo estreno...

Milagrosamente, no sólo se ha terminado la navidad, si no que además, ni me he enterado de su existencia. Lo único que he hecho ha sido trabajar y enfermar. En esto último estoy aún: gripe, complicada con varios síndromes: el premenstrual y el de abstinencia (tres días sin fumar) No parece la mejor estampa para empezar el año, pero la verdad es que aún no me va mal. Tal vez sólo se deba al descanso acumulado gracias al continuo sueño febril, o a que llevo unos días protegida del desangelado mundo exterior, o a que la falta de tiempo y de lucidez me ha ahorrado el detestable balance anual y la pedida de deseos imposibles. Sea lo que sea, ahora mismo no tengo mucho más que decir. Ni bueno ni malo, nada. ¿Neutralidad vital? Qué horror, creo que voy a fumarme un cigarro antes de que no haya marcha atrás...

FELIZ 2008