jueves, 18 de diciembre de 2008

MY BLUEBERRY NIGHTS

Lo mejor que he visto en mucho tiempo. Aunque eso no es decir mucho, teniendo en cuenta que desde que volví del Festival de Cine de San Sebastián, esta era la segunda película que veía en el cine desde entonces. De la anterior, Gomorra, prefiero no mencionarla más que como acabo de hacerlo.

My Blueberry Nights no me parece Wong Kar-Wai en estado puro, pero tal vez sólo sea una percepción parcial de alguien que no es una incondicional suya. Tampoco una detractora (In the Mood for Love y 2046 no me desagradaron) El caso es que esta vez, pese a las críticas que ha recibido, me ha encantado. Quizás porque encontré más cosas de Coixet que de él mismo, o por su deliciosa BSO, o por esa cuidadísima fotografía que embelesa siempre a sus seguidores…o simplemente por las fantásticas actuaciones de los occidentales rostros protagonistas (el de Jude Law, por ejemplo… qué gran rostro)


Sea como sea, la historia conmueve, incluso con los silencios –o quizás por ellos- en los que Kar-Wai se detiene como nadie (eso sí que es suyo!) Las puertas que se cierran (o se abren… o no hacen ninguna de las dos cosas… o nunca se sabe bien que hacen) rápida y repetidamente lentamente, la mirada furtiva del director-espectador retenida sobre el personaje, los trenes que pasan, la noche que nunca termina, las luces de neón…


La historia de una mujer que emprende un camino de búsqueda hacia sí misma tras un desengaño amoroso, y la de los personajes con los que se va encontrando en el camino, no es nada nuevo, desde luego que no. Pero no me parece que haya nada malo en contar lo de siempre de forma distinta, y bien acompañado. Un pastel de arándanos, por definición, sólo puede ser meloso, ñoño en ocasiones (y más si se toma por las noches), pero es en eso mismo donde encontramos las diferencia entre un pastel cualquiera y el de Wong Kar-Wai.


Un 8.