Quiero que acabe esta semana. Me han robado (otra vez!), he discutido con todo el mundo, he redescubierto que pasé la mitad de mi vida con un idiota al que he dejado de conocer, los problemas se han ido acumulando, la mudanza ha ido estresando... y yo he explotado, claro. Voy remontando, levantando el vuelo, pero aún queda el desalojo definitivo de mi (ex)casa esta noche, y no lo voy a llevar bien. Me da pena, mucha pena.
No, no quiero que acabe esta semana, lo que quiero es que acabe este año. No por nada, sino porque lo que queda de él es lo peor de todos los años. No quiero más alumbrado navideño, ni cenas en casas que ya no son la mía. Ni seguir notando como su ausencia se acentúa ese 31 de Diciembre en el que, además de cambiar de año, debería seguir cumpliéndolos. Es que no, no quiero, no me da la gana seguir celebrando estas estúpidas fechas, con su turrón, sus orgías gastronómicas, su enloquecida carrera en la búsqueda de "regalos", su cinismo, su tener que estar feliz, esperanzado y deseando lo mejor para el nuevo año que será igual de absurdo que el que termina, su estúpido balance de siempre... No quiero, y punto. Sin embargo, no sé por qué me temo que seguiré haciéndolo.
jueves, 29 de noviembre de 2007
lunes, 19 de noviembre de 2007
Mu-DaNzA
CASA VENDIDA. baile de cajas. LOCURA. mujeres al borde de un ataque de nervios. QUÉ HE HECHO YO PARA MERECER ESTO. domingos vendidos al traslado, de papá, de mamá, y al mío propio. IMPAGABLE AYUDA DE MILIN Y LA NENA. y yo me pregunto cuando tendré un día para mi. 26 AÑOS DE RECUERDOS Y OLVIDOS. tristeza que ni siquiera me dejan sentir. BASURA. palabras que debo romper en mil pedazos. Y FOTOGRAFÍAS. algo se acaba. SE ACABÓ.
lunes, 12 de noviembre de 2007
El país de las cosas que nunca hiciste
Existe ultimamente un anuncio que reza algo similar. Creo que es de un coche (mala campaña si, el producto anunciado, no se queda en la mente de los telespectadores, no?), y un señor le va mostrando a otro la novia que nunca tuvo, la profesión que nunca escogió, el viaje que nunca hizo... El anuncio, en sí mismo, no me entusiasma, pero la idea me gusta mucho.
Por mucho que algunos intentemos poner en práctica aquello de mejor arrepentirnos de lo que hacemos, que hacerlo de lo que nunca nos atrevimos a hacer, siempre, en algún momento de nuestra vida, nos encontraremos en la disyuntiva de decidir, de pronunciarnos a favor de una cosa que, en la mayoría de los casos, excluye otra (por contraria, incompatible o dificultosa). Tomamos decisiones todos los días. De algunas no nos damos cuenta, por cotidianas o intrascendentes (la ropa que nos ponemos cada mañana, la comida que prepararemos, la película que veremos...), pero otras pueden llegar a cambiarte la vida para siempre, pueden darle a todo un giro radical de 180 grados y hacer que tu vida se convierta en una muy diferente de la que podía haber sido si hubieras tomado el otro camino, el que excluíste. De ahí la desazón de muchos que, incapaces de decidir por temor a perderse lo mejor, a equivocarse, a tomar la decisión incorrecta (¿existen mejores y peores decisiones en el momento de la toma, o es el paso del tiempo el que establece que era mejor o peor para ti?), no mueven ficha y, en muchos casos, se acaba errando (o no) por inactividad, por defecto: porque no tomar una decisión también es una decisión. Y eso también te lleva a una parte o a otra.
Todo esto para saber algo: Si de verdad existiera ese lugar, ese espacio en alguna parte donde se acumularan las cosas que nunca hicimos, y pudiéramos verlo, estar en él y observar una a una todas esas cosas, ¿qué creéis que encontraríamos cada uno de nosotros? Es decir...
... ¿Qué encontrarías tú?
Por mucho que algunos intentemos poner en práctica aquello de mejor arrepentirnos de lo que hacemos, que hacerlo de lo que nunca nos atrevimos a hacer, siempre, en algún momento de nuestra vida, nos encontraremos en la disyuntiva de decidir, de pronunciarnos a favor de una cosa que, en la mayoría de los casos, excluye otra (por contraria, incompatible o dificultosa). Tomamos decisiones todos los días. De algunas no nos damos cuenta, por cotidianas o intrascendentes (la ropa que nos ponemos cada mañana, la comida que prepararemos, la película que veremos...), pero otras pueden llegar a cambiarte la vida para siempre, pueden darle a todo un giro radical de 180 grados y hacer que tu vida se convierta en una muy diferente de la que podía haber sido si hubieras tomado el otro camino, el que excluíste. De ahí la desazón de muchos que, incapaces de decidir por temor a perderse lo mejor, a equivocarse, a tomar la decisión incorrecta (¿existen mejores y peores decisiones en el momento de la toma, o es el paso del tiempo el que establece que era mejor o peor para ti?), no mueven ficha y, en muchos casos, se acaba errando (o no) por inactividad, por defecto: porque no tomar una decisión también es una decisión. Y eso también te lleva a una parte o a otra.
Todo esto para saber algo: Si de verdad existiera ese lugar, ese espacio en alguna parte donde se acumularan las cosas que nunca hicimos, y pudiéramos verlo, estar en él y observar una a una todas esas cosas, ¿qué creéis que encontraríamos cada uno de nosotros? Es decir...
... ¿Qué encontrarías tú?
jueves, 8 de noviembre de 2007
Palabras horizontales
Te acaricio con la sonrisa,
me besas con los brazos.
Nos completamos,
nos despedazamos...
... de amor.
Como si no hubiera
más días
que esta noche.
viernes, 2 de noviembre de 2007
Atraco... a la 1.10h
Pues sí, parecía mentira que en 26 años nunca nos hubiera ocurrido. Ayer tocaba. Milindrisa y yo fuimos atracadas anoche por un par de desgraciaos.
Todo parecía apuntar a que estabamos predestinadas a que ocurriera, tras salir de ver el bodrio del siglo (El Orfanato), por un Madrid enrarecido (ambulancias al lado del Palacio Real, gentucilla diversa armando gresca, etc), y con intuiciones a las que no haces caso (uno de los tios me pareció raro desde lejos, antes de que nos cruzarámos con el y nos cortara el paso. Además, estuve a punto de decirle a Milin "vamos a subir por la calle tal, en vez de por la calle cual", pero al final me pareció absurdo y no dije nada) Y así todo. Como cuando Helen se abrió la cabeza aquellas vacaciones, que antes de que ocurriera yo ya tenía un mal presentimiento (a veces me asustan un poco esos instantes de brujilla de palo) Eso sí, lo que nadie podía haber pensado es que ocurriría en un céntrico barrio madrileño con suficiente gente aún del día festivo, a la altura del portal de la tia de Milin... si casi casi se nos veía desde el balcón!
Aún así, no podemos quejarnos: llevábamos poco dinero, no sacaron navaja (aunque tampoco las manos de los bolsillos), y uno de ellos fue muy considerado con eso de "dadme lo que tengais, que no quiero daros el tirón, que no quiero llevarme el bolso entero"... cabrón!) Justo cuando la cosa empezaba a ponerse peor porque el botín le parecía insuficiente, un amable conductor paró avisado por Milin de que nos estaban robando, y los dos cretinos se dieron a la fuga.
A pesar de la mala suerte... qué suerte la nuestra! Eso sí, a mi el susto aún no se me ha pasado... y tú Milin, todo bien, no? Hale, una anécdota más que contarle a nuestros hijos.
Todo parecía apuntar a que estabamos predestinadas a que ocurriera, tras salir de ver el bodrio del siglo (El Orfanato), por un Madrid enrarecido (ambulancias al lado del Palacio Real, gentucilla diversa armando gresca, etc), y con intuiciones a las que no haces caso (uno de los tios me pareció raro desde lejos, antes de que nos cruzarámos con el y nos cortara el paso. Además, estuve a punto de decirle a Milin "vamos a subir por la calle tal, en vez de por la calle cual", pero al final me pareció absurdo y no dije nada) Y así todo. Como cuando Helen se abrió la cabeza aquellas vacaciones, que antes de que ocurriera yo ya tenía un mal presentimiento (a veces me asustan un poco esos instantes de brujilla de palo) Eso sí, lo que nadie podía haber pensado es que ocurriría en un céntrico barrio madrileño con suficiente gente aún del día festivo, a la altura del portal de la tia de Milin... si casi casi se nos veía desde el balcón!
Aún así, no podemos quejarnos: llevábamos poco dinero, no sacaron navaja (aunque tampoco las manos de los bolsillos), y uno de ellos fue muy considerado con eso de "dadme lo que tengais, que no quiero daros el tirón, que no quiero llevarme el bolso entero"... cabrón!) Justo cuando la cosa empezaba a ponerse peor porque el botín le parecía insuficiente, un amable conductor paró avisado por Milin de que nos estaban robando, y los dos cretinos se dieron a la fuga.
A pesar de la mala suerte... qué suerte la nuestra! Eso sí, a mi el susto aún no se me ha pasado... y tú Milin, todo bien, no? Hale, una anécdota más que contarle a nuestros hijos.
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