Cada día es más difícil creer en la magia, en los milagros, en los sueños... y eso que el caos y las mariposas a veces comparten la misma imagen. Es complicado tener fe en algo, sobre todo cuando ni eres creyente ni te gusta el futbol. Menos mal que está todo lo pequeño... y todas las personas grandes. Menos mal que quedan las extrañas noches de un verano madrileño más verano y más madrileño que nunca. Y las resacas de vino blanco que nos devuelven la sonrisa. Si hay algo peor que tener la nevera vacía, es tener la nevera llena de comida caducada. Y lo mismo pasa con las ciudades. Tal vez Agosto no será tan terrible, al fin y al cabo. Después ya habrá quien nos recuerde que si el mundo está mal, aún puede ir a peor. Y que lo hará. Como mi cabeza. Menos mal que quedamos tú y yo.
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