domingo, 29 de julio de 2007

Sesión Doble

Creo que la culpa de que me apasione el cine la tiene mi padre. Desde muy pequeña (no recuerdo la edad, me parece que fue bastante antes de tener uso de razón), él me llevaba al cine todos los lunes. Lo del lunes respondía sólo a una cuestión práctica, pues era el único día que mi padre libraba. No tenía festivos o fines de semana (el teatro es lo que tiene), pero a mi no me importaba prescindir de él los domingos, día en el que el resto de los niños disfrutaban de sus papás, porque los lunes eran todos nuestros, y yo me sentía la niña más afortunada del mundo. No me llevaba al Zoo, ni al circo, ni al Parque de Atracciones, no. Nosotros estábamos por encima de todo eso, nosotros íbamos al cine. Y a sesión doble!

No importaba si ese día tenía deberes o si se había caído el mundo, el lunes era de cine, y era sagrado. A veces no acertábamos con las películas, o fallaba alguna de las dos, pero lo realmente sensacional era sentarnos allí, delante de la magia de una enorme pantalla, en un cine enorme (entonces no existían las multisalas) de la calle Atocha o Plaza de España, con todas aquellas imágenes iluminando la enorme oscuridad. Sólo había dos normas: Una, que no se excluyera ningún género o tema, a excepción de los dibujos animados, que eran superiores a la sensibilidad de mi padre (esos estaban prohibidos) Dos, acompañar las sesiones con varios Toblerones, y que esta norma fuera secreta para mi madre.

Con esto, recuerdo títulos como Mujeres al Borde de un Ataque de Nervios, Solo en Casa, Ghost, La Caja de Música, La Flor de mi Secreto, Cocktail, Mi Chica, Ay Carmela, Un Pez Llamado Wanda, El Imperio del Sol, Cazafantasamas, Belle Époque, Pretty Woman, Los Amigos de Peter, Regreso al Futuro, Indiana Jones, Tomates Verdes Fritos... Podría seguir así hasta donde me deja la memoria más inmediata (que tampoco es mucho, vaya) pero vimos un montón de títulos míticos (y otros no tanto), durante la década de mediados de los 80 a mediados de los 90. A esas alturas ya empecé a ir solita al cine, y mi padre cambió de empleo a otro no muy lejano al anterior, pero más sacrificado, si cabía. Así, los lunes desaparecieron tan dramáticamente como las sesiones dobles (plataforma para recuperarlas ya!) y, con todo ello, mis mágicos lunes quedaron relegados al más dulce rincón de la memoria.

Después volvimos a recuperar la costumbre de ir juntos al cine, aunque ya tuvimos que ajustarla a horarios imposibles. El Septiembre pasado nos escapamos (literalmente) al Festival de Cine de San Sebastián, y todos estos recuerdos que ahora estoy dejando por escrito regresaron con fuerza. Igual que hoy, viendo Cuatro Minutos (probablemente, lo mejor de la lamentable cartelera veraniega, aunque me temo que eso no es decir mucho. Realmente fantástica)

Pero lo que quería decir con todo esto es que la sensación de encanto y hechizo que me producían aquellas pantallas donde todo podía ocurrir, donde cualquier cosa era posible, permanece aún hoy, cada vez que me siento en una butaca y recuerdo que aún existen espacios donde todavía está permitido soñar. Creo que nunca podré agradecerle de veras lo mucho que significó, y significa, que 20 años después continúe sintiendo vivo el sortilegio de los lunes de sesión doble.

Gracias, papá.

7 comentarios:

la nena dijo...

Joder mari, casi lloro!!!
Es bueno compartir cosas con tu padre, a mí me pasa lo mismo pero por razones tristemente distintas a la tuya.
A los padres les contamos cosas q a nuestra madre ni se nos ocurriria...
Un besito beibi

Anónimo dijo...

Recuerdo las seiones dobles en el cine Texas de mi barrio, aunque yo iba con amigos, ya de adolescente. De pequeñito, mis primeros recuerdos cinéfilos son ET, que vi de vacaciones en Calella de Palafrugell, y los cines de verano al aire libre en el barrio de mi abuela: parece ser que en '2001 Odisea del Espacio' me acojoné tanto con la primera escena que me dormí para no ver a aquellos bichos peludos que tiraban huesos al aire. Y mis padres me cuentan que de muy pequeño me llevaban a la Filmoteca a ver películas de Snoopy los domingos por la mañana, pero yo pasaba de todo y me ponía a correr y gritar por el pasillo, con lo que directamente, tiraban el dinero... el desorden viene ya de hace mucho :S
besos, y me alegro que vuelvas a escribir!

Anónimo dijo...

Me parece un texto magnifico, sólo le encuentro un fallo: no hablas de los 10 mandamientos de C.B.Demille? no decias que te habia marcado tanto? que siempre te acordarias de esa peli?

a pesar de eso te sigo queriendo

profe dijo...

Genial que compartas ese recuedo, tu padre tiene que ser la caña, no te podrás quejar... Las veces que he ido con mi padre al cine ¡se ha dormido! jajaja. Estas bien guapa en la foto de las siete de la mañana, ¿es por R? :) bss

Lundra dijo...

Qué genial tener entre las manos un chocolatito, aunque sea de máquina, pensar en Almería, y leerte de nuevo, escribiendo como sólo tú sabes hacerlo, imaginando esas sesiones compartidas con alguien muy especial, porque me da que tu padre tiene que serlo, y volver una y otra vez a pasar en tu memoria esos créditos, ese suspense, y el paseo de vuelta comentando esa sesión doble de sueños. Un besazooooooooooooooooooooo

Anónimo dijo...

Eso de adquirir afciones paternas por la cantidad de tiempo que compartes con ellos es muy positivo.
A mí me pasa algo parecido con la música: me han acabado gustando todas las canciones con las que despertaba los fines de semana a eso de las 11:30.
Poder dormir hasta tarde y despertar escuchando esa música es algo que recuerdo con cariño.


Creo que seguiré viniendo por aquí. Me parece un lugar interesante. Besos :)

Anónimo dijo...

Eso de adquirir afciones paternas por la cantidad de tiempo que compartes con ellos es muy positivo.
A mí me pasa algo parecido con la música: me han acabado gustando todas las canciones con las que despertaba los fines de semana a eso de las 11:30.
Poder dormir hasta tarde y despertar escuchando esa música es algo que recuerdo con cariño.


Creo que seguiré viniendo por aquí. Me parece un lugar interesante. Besos :)