Como cada año, cuando se va acercando el día de envejecer un poquito más, me empiezan a entrar sofocos premenopáusicos, me va mucho más rápido el corazón, y resaltan con fuerzas las ojeras y "líneas de expresión". El próximo 10 de Junio toca crisis, y lo sé porque intuyo peor lo de ser la última vez que cumpla veintialguno que el hecho mismo de entrar en la treintena. Y lo sé porque aún queda tanto por hacer y tan poco tiempo para que empiece a ser tarde...
Como cada año, en el ecuador de mi egocéntrica concepción temporal, el reloj marcará el devenir del color y el calor, de los olores y los abrazos, de la música y la risa y un poco también del llanto.
Y como cada año, pensaré que todo esto merece la pena.