Vaya... como pasa el tiempo. No es que anteriormente este blog tuviera un movimiento desmesurado pero... cuatro meses? Y no es que no tenga cosas que contar(me), es que los años van pasando y mis neuras, miedos e inquitudes se han quedado estancadas, siguen siendo las mismas. Eso sí, deben ser las únicas cosas que siguen siendo igual. Pénsandolo bien, debería cerrar este blog y empezar de nuevo, pero ya lo hice una vez y después pensé que nunca debí haberlo hecho. Así que... aquí me quedo. A ver si consigo evolucionar y no seguir con el monotema de quéhehechoconmivida y qué quiero hacer para no seguir pensando que en lo que quería convertirme no es en lo que me he convertido. O quizás, simplemente, se trate de un tema de inconformismo crónico, que no me permite apreciar de veras lo que hago y he hecho, lo que he conseguido, y todo lo que aún me queda por hacer. Sin prisas, sin ansias, disfrutando del momento sin perder de vista el futuro. Porque el pasado, eso sí, al menos está superado. Lo malo, claro, lo bueno me recuerda... lo bueno, simplemente. Lo de antes, lo de ahora, y lo que vendrá.
De momento, lo único de lo que estoy segura, es de que tenía ganas de volver.